Este helado se convirtió en el preferido por la juventud, que no se tardaba en parar a gritos al heladero que pasaba por la casa con su musiquita, o con las campanitas tradicionales. No era nada barato en comparación con los helados de tinita o los chupi-chupis, pero valía la pena su precio debido a su sabor único.
Las propagandas que le hicieron se hicieron muy populares y en ellas se puede ver a una muchacha "sifrina" con un grupo de amigos, que la sorprendían mientras ella se compraba su Bom-Bom de Tío Rico.
Durante el comercial se utilizó la popular canción de "La sifrina de Caurimare" (Laura la sin par de Caurimare) como música de fondo, y junto a eso se popularizó la frase "Muérete que chao" que vino a enriquecer el ya amplio diccionario de palabras que solo se usan en Venezuela.
Las propagandas que le hicieron se hicieron muy populares y en ellas se puede ver a una muchacha "sifrina" con un grupo de amigos, que la sorprendían mientras ella se compraba su Bom-Bom de Tío Rico.
Durante el comercial se utilizó la popular canción de "La sifrina de Caurimare" (Laura la sin par de Caurimare) como música de fondo, y junto a eso se popularizó la frase "Muérete que chao" que vino a enriquecer el ya amplio diccionario de palabras que solo se usan en Venezuela.
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